
La realidad de los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro en Aragón. Grandes retos.
La realidad de los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro en Aragón. Grandes retos. https://somospadis.org/wp-content/uploads/2021/09/DSC05057-1024x683.jpg 1024 683 somos padis https://secure.gravatar.com/avatar/3cdb0a3cd11d73a3fb9190540ce8ed6b?s=96&d=mm&r=gPADIS es la primera patronal autonómica que representa los intereses de todos los tipos de discapacidad Recoge el legado de la ya extinguida Asociación de Centros Especiales de Empleo de Aragón (ACEEA). En el seno de PADIS quedan amparados 40 Centros Especiales de Empleo y 50 Centros Asistenciales dedicados exclusivamente a la discapacidad. Trabajar en estos dos ámbitos permite a nuestra organización, aglutinar aspectos comunes de la discapacidad: física, orgánica, intelectual, sensorial y mental. Este valor la convierte en la plataforma más representativa, tanto de los trabajadores con discapacidad de Aragón como de las personas que desarrollan su vida laboral en este ámbito. De ella forman parte unos 3.500 trabajadores, en su mayoría con discapacidad. Su objetivo principal es fomentar el empleo de las personas con discapacidad. Evidentemente el empleo lleva asociadas mejoras indiscutibles en la atención que se recibe desde los distintos centros.

Por la diversidad de los centros a los que aglutina, PADIS abarca amplios sectores de la actividad económica social aragonesa:
Confección, limpiezas y lavandera.
Consejería, control de accesos y gestión de aparcamientos.
Artes gráficas y servicios administrativos.
Jardinería.
Gestión documental y atención telefónica.
Reciclaje y tratamiento de residuos.
Servicios sociales y asistenciales.
Logística, almacenaje y manipulaciones.
Según los datos que maneja PADIS, en Aragón, hay actualmente 40.200 personas con discapacidad en edad laboral, de las cuales trabajan 14.478, es decir, un 35%. De éstas, un 87% (12.528 personas) trabaja en la empresa ordinaria, y un 13% (1.950) lo hace en Centros Especiales de Empleo, la mayoría de ellas desempeñando su labor en empresas de iniciativa social vinculadas a PADIS. En cuanto al desempleo, sin tener en cuenta a la población inactiva, hay 2.118 personas con discapacidad inscritas como demandantes de empleo.
Es importante enmarcar qué sentido tiene este tipo de empresa social y cuáles son las consecuencias que han de contemplarse en este ámbito.
Los centros especiales de empleo surgieron en un contexto que pretendía dar respuesta a la carencia manifiesta de lugares adaptados a las exigencias de una persona que manifiesta una dificultad, una necesidad de adaptar un proceso, unos ajustes que, aparentemente podrían encarecer la capacidad productiva de una persona. Un sector que comienza a desarrollarse bajo la sombra de entidades sociales que ya proporcionaban y reivindicaban las necesidades de atención del colectivo de personas con discapacidad. Esa voluntad llevaba y sigue llevando asociada el compromiso de la mejora de todo el entorno de la persona: retornar el beneficio obtenido en la actividad productiva empresarial, aumentando la calidad y la atención de la persona y su entorno. Esto implica no convertir el beneficio empresarial en una cuenta de resultados despersonalizada. Es un compromiso social. La administración leyó y entendió que debería apostar por apoyar estas fórmulas. Hasta ahora, se refleja en subvencionar la creación de puestos de trabajo, aumentar la ayuda para aquellas personas que tienen una mayor necesidad de acompañamiento y adaptación o fomentar la contratación de persona con mayores dificultades presentes en su discapacidad. Los decretos que anualmente se aprueban en esta línea, se han consolidado y la comunidad autónoma es referente para otras en seguir apostando por estas fórmulas que potencian un sector tan especial de la economía social. Sin embargo, es claro que una empresa no puede ni debe soportarse en la subvención, sino en la viabilidad productiva de su actividad.

Hay una fórmula cada vez más presente en el panorama de la economía social y de esta estructura empresarial: los centros especial de empleo con ánimo de lucro. Y he aquí una condición que la Patronal de Discapacidad hace por demostrar.
El lucro no puede acabar desarmonizado del entorno en el que se obtiene. Todo lo contrario. Se compromete con la persona, el contexto y el territorio. Es evidente que no se puede limitar la actividad ni la iniciativa de quien considere oportuno apostar por la creación de una empresa que contemple la condición de contratación mayoritaria de personas con discapacidad. Es igualmente evidente que alguien pueda apostar por obtener beneficios de esa apuesta. Pero la cuenta de resultados debería contar con una clara posición por que ese fruto de la acción empresarial se revierta y refuerce el sector de la discapacidad y no se resuma en el reparto de beneficios entre los accionistas de esa entidad.
Algunos de los principales retos a los que hay que supeditar los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro son la condición de mejorar su competitividad, su modernización y aumento de la competitividad. Y esos ejes, pasan por aumentar su volumen de negocio, el reto digital, el medioambiental y la sostenibilidad energética. Sujetos a una gran transformación, los próximos años serán claves en hacer que estas empresas sociales sigan siendo una clave básica en la atención integral y comprometida con las personas con discapacidad.
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